Hago un curso sobre
la web 2.0. Pienso que esta ofrece nuevas potencialidades a la educación que no
cabe desdeñar. Pero, mientras estoy liado intentando configurar un blog, me
llega la noticia de que se ha dado un paso más y muy importante en la gestación
de ese bodrio llamado LOMCE. Podrían escribirse ríos de crítica y, sin embargo,
en una frase lo que me duele, lo que me entristece profundamente: han echado a
la filosofía del sistema educativo. Estos políticos que nos gobiernan, más que
conservadores retrógrados, están acabando con todos los avances sociales, con
lo público, con la libertad, con la igualdad, con la solidaridad. De todo ello
podría poner ejemplos. Y ahora acaban con la filosofía y nos reconvierten a los
profesores para que hagamos de comparsas de la religión.
Kant definía
la ilustración como la salida del hombre de su minoría de edad. La minoría de
edad consistía, según Kant, en la “incapacidad
de servirse del propio entendimiento sin la dirección de otro”.
Consideraba que el hombre era culpable de esta minoría de edad y animaba a
salir de ella: “¡Sapere aude! ¡Ten
valor de servirte de tu propio entendimiento!” La casi eliminación de la
filosofía y la ponderación de la religión en la educación de nuestros jóvenes
pone enormes obstáculos a la realización de este ideal kantiano de autonomía y
libertad.
Las nuevas
tecnologías, como decía, no se pueden desdeñar, pero ¡qué desvarío hay en
despreciar la formación humanística y con ella la filosofía! Muchos se han
enfrentado al proyecto de ley por esto y han dado muchos y buenos argumentos. Yo
no quiero recoger aquí ninguno. Mi lenguaje es aquí más expresivo: ¡Qué tristeza
no volver a explicar a Platón o a Aristóteles, sumergiéndome en sus reflexiones
y en sus obras! ¡Qué tristeza no volver a explicar nuestra historia del
pensamiento!
Ya me apena enormemente ver este video que
aquí muestro.
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